El oxígeno fue descubierto por Carl Wilhelm Scheele en Suecia en 1771 y posteriormente por Joseph Priestley en 1774.
La primera persona que publicó un trabajo sobre este gas y le dio nombre fue el químico francés Lavoisier (1743-1794) en 1777. Utilizó para ello dos raíces griegas ὀξύς (oxýs) (ácido, literalmente "punzante", por el sabor de los ácidos) y -γενής (-genēs) ("generador, que engendra"), porque creyó que el oxígeno era un constituyente indispensable de los ácidos.
El oxígeno es un factor esencial para quemar las toxinas del cuerpo.
Aproximadamente dos tercios del cuerpo humano contienen oxígeno o células con oxígeno en ellas.
El oxígeno ordinario constituye aproximadamente el 20% de nuestra atmósfera.
Todas las clases principales de moléculas estructurales en los organismos vivos, como proteínas, carbohidratos y grasas, contienen oxígeno, así como los principales compuestos inorgánicos que conforman las conchas de los animales, los dientes y huesos.