Este dulce veneno durante mucho tiempo fue conocido por su primer nombre: glucinio, derivado de glukus, la palabra de griego clásico para nombrar lo dulce y, por ende, la glucosa, debido al sabor de sus sales. Fue descubierto por Louis Nicolas Vauquelinen 1798 en Francia en forma de óxido en el berilo y la esmeralda.
El berilo verde es la conocidísima esmeralda. El berilo azul se refiere a la aguamarina, el amuleto de la suerte de los marineros, el berilo rosa es morganita y el berilo amarillo se denomina heliodoro.
El berilio tiene muchos usos en la energía nuclear porque es uno de los materiales más eficientes para disminuir la velocidad de los neutrones, así como para reflejarlos. En consecuencia, se utiliza en la construcción de reactores nucleares como moderador y soporte, o en aleaciones con elementos combustibles.